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  • José Mª Callejas Berdonés.

<Cervantes clave española>. Julián Marías.

¡Gracias héroes anónimos! <¿Qué te parece esto, Sancho? -dijo don Quijote-. ¿Hay encantos que valgan contra la verdadera valentía? Bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible>. II. XVII. En estos tiempos difíciles para la humanidad, escribo esta entrada del blog, en homenaje a todas las personas fallecidas en España y en el mundo, pues ante Dios no hay héroes anónimos, sino rostros singulares únicos e irrepetibles.


Hace algún tiempo que leí, con verdadera fruición, la obra, <Cervantes clave española>, del filósofo Julián Marías, y aprendí tanto una lección de la humanidad de Cervantes como de la España de su tiempo. Ahora que vuelvo a leerla me sorprende su increíble vigencia, me atrevería a decir que forma una trilogía junto a otras dos obras sobre el Quijote y Cervantes: <Vida de Don Quijote y Sancho> de Miguel de Unamuno (hilvanada con Del sentimiento trágico de la vida), y <Meditaciones del Quijote> de José Ortega y Gasset. Al primero le dedicó Julián Marías un espléndido libro: <Miguel de Unamuno>; y varias al segundo, sin embargo, señalo aquí la fundación con Ortega y Gasset (1948) del Instituto de Humanidades (ver su propia valoración en este enlace). ¿Por qué? Por la necesidad de las humanidades en el mundo global tras la crisis del coronavirus. Esta obra señera de Julián Marías escrita en 1990 tiene un noble deseo que escribe en el prólogo: <Me interesa un Cervantes para lectores>, y así <comprender a España>. <Cervantes escribió otras cosas muchas cosas, sin las cuales no se le entiende y, en definitiva, tampoco se entiende el Quijote>.

Julián Marías nos dice que: <No perdamos de vista que, dado todo esto -la España anterior y la de su tiempo-, no apareció en ella nadie parecido a Cervantes. Y esto nos obliga a preguntarnos por su originalidad. No ya en el sentido de que su obra sea original, de que escribiera unos libros que nadie había escrito, sino que se trata de la originalidad de su persona. Esto es lo que nos parece absolutamente original, irreductible; no la biografía de Cervantes, sino Cervantes mismo, esa persona de la que nos preguntamos quién fue>. Estas palabras son clarividentes tanto para entender a Miguel de Cervantes como a nosotros mismos, en cuanto personas únicas e irrepetibles. El lector no queda ajeno a su reflexión. Además, están escritas por Julián Marías que ha dedicado gran parte de su trayectoria intelectual y su biografía personal a la cuestión medular de la vida humana: el ser persona.


Julián Marías al hablar de la génesis de España, destaca el papel de Castilla en la Reconquista con una bella expresión: <Castilla no es nunca un territorio, sino una actitud; por eso no da nunca por terminada la Reconquista>. Cervantes refleja en su obra literaria esa fraternidad que vertebra a España durante la Edad Media y parte de la Edad Moderna. Por ejemplo, Antonio de Nebrija enseñó su Gramática: <en el estudio de Salamanca, el más lúcido de España, y por consiguiente de la redondez de todas sus tierras>. En el prólogo de su Gramática castellana dirigida a la Reina Isabel la Católica, dice que se extendió por Aragón, Navarra y todos los reinos, incluidas las Indias. En la obra de Cervantes resuena la historia: el Descubrimiento de América, la Conquista de Granada (donde Cervantes estuvo como recaudador de impuestos), y la batalla de Lepanto de la que estaba tan orgulloso de haber luchado como soldado (Historia del cautivo del Quijote, I,39). Del contexto histórico de Cervantes escribe Julián Marías: <La obra de Cervantes se engendra en tiempo de Felipe II, en esta España que he tratado de mostrar someramente, y se realiza, se expresa, en la España de Felipe III>.


Marías aplica el método de las generaciones (como hizo Ortega) a la España de Cervantes, y valora aportaciones de escritores, místicos, humanistas y artistas de su tiempo. Santa Teresa de Jesús (que dedicó un poema), Fray Luis de Granada y el Lazarillo de Tormes, entre otros. Realza a D. Juan de Austria en Lepanto, nombra a hombres nefastos como: <Antonio Pérez, secretario de Felipe II, luego traidor y perseguido, el más eficaz autor, con Bartolomé de las Casas, de la Leyenda Negra>. Resalta a Francisco Suárez, filósofo y teólogo (cuyas Disputaciones metafísicas estudió Kant), al historiador jesuita Juan de Mariana, al místico San Juan de la Cruz o Sebastián de Covarrubias autor del Tesoro de la lengua castellana, el Greco, Alonso López Pinciano, Mateo Alemán o el músico Tomás Luis de Vitoria como referentes de su época. Y posterior a Cervantes, Quevedo o Tirso de Molina, entre otros, sin olvidar a su gran rival dramático Lope de Vega. A la par, desgra las obras de Cervantes, La Galatea, escribe teatro que no publica, escribe al final de su vida lo mejor: el Quijote de 1605-1615 que tuvo un "éxito descomunal", dice Marías; luego Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados, Viaje al Parnaso, y de modo póstumo, aparece el Persiles (a la que dedicamos tres entradas de blog). Marías hace justicia a Cervantes dramaturgo: <No se ha reparado, al menos no lo bastante, en el profundo sentido de la unidad de España que aparece en toda la obra de Cervantes, y muy especialmente en su teatro>.



Cervantes recorre Europa, de Italia a Flandes, con las Novelas ejemplares (ver varias entradas de nuestro blog), al analizar las trayectorias de Miguel de Cervantes mediante sus obras y sus personajes, Julián Marías concreta cuatro grandes valores de Cervantes: libertad, belleza, valor y amor. Un capítulo magistral es:<Tú mismo te has forjado tu ventura>. En él alude a Luis Rosales, y su obra Cervantes y la libertad, y a partir del cautiverio de Cervantes en Argel (que le dejó una profunda huella personal) centra el eje clave de su vida y obra: <El libre albedrío queda siempre a salvo, no está a merced de los filtros -hoy diríamos las drogas- ni de las artes mágicas de los encantadores; es algo inadmisible, que no se puede perder, una propiedad inalienable del hombre. Este es el núcleo de la actitud cervantina.

Por eso dirá sin descanso <Tú mismo te has forjado tu destino>, porque esta es, a última hora, obra del hombre, a pesar de las presiones, los entorpecimientos, las limitaciones. Por ese núcleo de libertad el hombre es dueño y responsable de sí mismo. Pocas veces se ha dado en ningún autor, filósofo, novelista o dramaturgo, una afirmación tan enérgica y constante de la libertad como en Cervantes>. Y al tratar el tema del amor en sus novelas dice Marías: <Pero lo que aquí nos interesa es la actitud de Cervantes, absolutamente clara: el amor no se puede imponer, ni se puede impedir ni contrariar cuando es verdadero amor, la forma suprema de libertad>. Pone el ejemplo de Marcela en el Quijote y poesías de amor en Viaje al Parnaso.


Cuestión decisiva son las palabras de Don Quijote: <Yo sé quién soy -respondió don Quijote-, y sé que puedo ser, no solo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama>. Aquí Marías habla más que identidad, de mismidad y vocación; se desmarca de Unamuno: <Parece como si Don Quijote estuviera imaginando un haz de trayectorias distintas, con un vértice común que es su vocación. Esta frase entusiasmaba a Unamuno, que la comenta largamente en la Vida de Don Quijote y Sancho, pero si se lee atentamente este libro se verá que su visión no coincide con la que estoy proponiendo. Don Quijote es una persona que va a ser definida por sus proyectos.(...) <Pero a la largo de su vida, Cervantes si sabe quién es...Y eso quiere decir fundamentalmente que sabe quién quiere ser y no está seguro de sí lo será>. Verá el lector cuestiones que nos afectan a todos: ¿qué proyecto de vida tenemos? ¿quién queremos ser de verdad, no de apariencia? Prosigue Marías: <Cervantes no tenía nada de filósofo; pero cuando presenta la vida humana en sus personajes de ficción o cuando nos dice algo de la suya propia, parece que conoce su estructura. Y en todo caso se remite a la otra vida con la cual cuenta... Se despide del lector, de este mundo, de todo lo que ha vivido, con estas palabras sin igual: <Adiós, gracias, adiós, donaires, adiós regocijados amigos; que yo me voy muriendo y deseando veros presto en la otra vida>. Paradojas de la vida, Ortega y Gasset en una de las cartas a Unamuno, le dice que es injusto que trate sólo como literato a Cervantes: <el único filósofo español>. (Ver entrada de blog dedicada a los orígenes de la filosofía española). Sin negar a Cervantes su condición de escritor y poeta, creo que tiene algo de filósofo, como decía Unamuno: “poeta y filósofo son hermanos gemelos, si es que no la misma cosa”.


Julián Marías al tratar las Novelas ejemplares de Cervantes dice: <Presenta en ellas formas de humanidad, ejemplos de lo que es ser hombre o mujer -no olvidemos que tiene las dos formas de vida bien presentes- y la referencia al conjunto de sus novelas o lo que son cada una por sí sola, acentúa, si no me equivoco, ese sentido <emergente> y parcial de cada una de las vidas>. Todo ello absolutamente extraordinario: <Cervantes maneja todos los registro del lenguaje, desde los más elevados, alambicados, retóricos, arcaizantes, hasta los más populares, coloquiales, desgarrados, burlescos, la germanía, absolutamente todo. No creo -concluye Marías- que haya ningún otro autor que use con tanta seguridad, acierto y complacencia todos los registros del español...Cervantes demuestra un conocimiento de la realidad española que asombra>. <Y en todo, con una culminación en el Quijote, aparece de manera relevante el uso del diálogo. No hubiese podido hacerlo el que no fuese hombre de teatro, pero si se compara el de las comedias y entremeses con el de las novelas se ve que son, como tiene que ser, completamente distintos>. El diálogo es una de la grandes aportaciones de Cervantes no sólo a la cultura en español, sino a a la cultura universal. Lean el espléndido prólogo de Julián Marías al libro de su amigo H. R. Romero Flores: <Biografía de Sancho Panza. Filósofo de la sensatez>. Pinchar imagen.

Prólogo de Julián Marías en la página web Cuenta y Razón dedicada a divulgar su obra.

El lúcido capítulo dedicado Don Quijote y Sancho es memorable: <Sancho entiende el mundo de Don Quijote y su proyecto, qué es la caballería andante, qué es la aventura y el propósito de hacer justicia y realizar grandes hazañas; y espera que con sus victorias alcanzará un imperio y podrá darle una ínsula para que la gobierne. Comprende todo esto y entra en ello, pero cuando Don Quijote hace una locura le parece eso, y se lo dice, y trata de disuadirlo. Esto es lo verdaderamente esencial, la clave del libro. Don Quijote y Sancho tienen el mismo mundo, con perspectivas distintas sobre él. Sancho va y viene, está todo el tiempo transitando entre el mundo de los demás, el de la cordura, y el de Don Quijote>. Marías alude a la vuelta a la cordura de Don Quijote que vuelve a ser Alonso Quijano, y Sancho Panza, fiel al espíritu de la caballería, se ha quijotizado. <Es la clave de la extraña pareja>. Para Marías otra clave es la amistad entre ellos y los ricos diálogos como el de los consejos a Sancho gobernador, de los capítulos 42 y 43 de la segunda parte del Quijote.

No podemos acabar esta meditación sin hacer mención al papel de Cervantes en la educación, para Marías: <Se ha pensado que se "debe" leer a Cervantes, por lo menos el Quijote. Esto ha llevado a su <recomendación>, que en algunos momentos y países ha llevado a su introducción en la enseñanza, incluso en la escuela. El efecto de esto ha sido una especie de <vacunación> contra la lectura real del Quijote: los jóvenes presuntos lectores tenían o tienen un contento superficial y reticente con la obra cervantina, que abandonan pronto; pasado el tiempo, sienten cierta vergüenza de no haber leído el Quijote y lo dan por leído -actitud que si se mira bien, bastante quijotesca...Naturalmente, ya no lo leerán nunca, y este es el estado real de innumerables personas cultivadas y que hablan nuestra lengua>. Marías insiste en la importancia de leer a Cervantes para comprender la realidad histórica de España, por esta razón, no olvida la relación con América y Europa, lamenta la perduración de la Leyenda Negra. Al final cita un bello texto de Ortega y Gasset de Meditaciones del Quijote: “Una de estas experiencias esenciales es Cervantes, acaso la mayor. He aquí la plenitud española. He aquí una palabra que en toda ocasión podemos blandir como si fuera una lanza. ¡Ah! Si supiéramos con evidencia en qué consiste el estilo de Cervantes, la manera cervantina de acercarse a las cosas, lo tendríamos todo logrado. Porque en estas cimas espirituales reina inquebrantable solidaridad y un estilo poético lleva consigo una filosofía y una moral, una ciencia y una política. Si algún día viniera alguien y nos descubriera el perfil del estilo de Cervantes, bastaría con que prolongáramos sus líneas sobre los demás problemas colectivos para que despertáramos a nueva vida. Entonces, si hay entre nosotros coraje y genio, cabría hacer con toda pureza el nuevo ensayo español".


El texto del Quijote que encabeza esta recensión se debe a que desde mi primera lectura, percibí la importancia del ánimo y el esfuerzo en la vida. Y acabaré con palabras de Julián Marías que deberían hacernos pensar, sobre todo a los españoles, quizá los lectores podrían aplicarlas a sus circunstancias y países, pues la crisis del coronavirus ha trastocado nuestra conciencia moral: <Para Cervantes, España es irrenunciable, irremediable, la circunstancia de que está hecha su vida. Y al mismo tiempo libremente aceptada, querida, con solidaridad, sin dar <coces contra el aguijón>, actitud tan frecuente entre los mejores españoles. Cervantes nunca reniega de España, ni siquiera en la forma, tan española, de cubrirla de reniegos o improperios. Al leer a Cervantes se siente que eso le parecería una frivolidad: el destino no se discute; se le acepta y se lo vive con vocación>. Les invito a la lectura del libro, de otros artículos y conferencias de Julián Marías que les propongo con la esperanza de hacer un mundo más justo, libre y solidario. Recordamos a don Quijote afirmar que son ejércitos la polvareda de las ovejas y carneros que venía hacia ellos, como le había advertido Sancho: <Señor, pues ¿qué hemos de hacer nosotros? -¿Qué? -dijo don Quijote-. Favorecer y ayudar a los menesterosos y desvalidos>.


<Cervantes clave humana>. Artículo de José María García Escudero. sobre el libro de Julián Marías , Cervantes clave española. ABC. 27 de octubre de 1991.

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